La ciudad está fundada en el S.XII, así que el casco histórico conserva el estilo medieval en sus calles y edificios, muy bien conservados por cierto. Esta parte de la ciudad, está en una elevación con forma de lengua rodeada por el río Aar y casi todas las calles tienen una fuente circular con una columna en medio que domina la figura de un personaje: un músico, un soldado, un ángel, todo figuras representativas de la época medieval, pero lo curioso es encontrarse la fuente en la que hay un "ogro come niños", con un niño a medio tragar.
La catedral, gótica, tiene una torre de unos 100m desde la cual se ve toda la parte antigua y el resto de la ciudad. Vale la pena subir! También es muy recomendable cruzar el río y hacer el recorrido que rodea esta parte de la ciudad desde la otra orilla, hay un camino muy bonito que va paralelo y termina en el foso de los osos.
Y por supuesto no puede faltar la subida al parque botánico de Rosengarten, donde lo importante no es sólo el parque, sino que se puede disfrutar de las mejores vistas de la ciudad. Un buen lugar para ver atardecer y terminar la visita a la capital de Suiza.